Fortuna. Propuesta Creativa de Susana.
Susana, colega desvanera, desde su blog, Palabras Mágicas nos hizo una proposición. Ella ponía el primer párrafo (la parte que aparece en cursiva) y cada cual lo continuaba como buenamente pudiera, tratando de componer un relato.
Al principio no se me ocurría nada, sobre todo porque éste es un ejercicio de taller que ya trabajé una vez y del que salió “Paraíso”, uno de mis relatos colgados aquí en el blog. Pero a falta de menos de 24 horas para cerrarse el plazo, se me encendió la luz. A veces las prisas me inspiran.
Espero que os guste.
FORTUNA. Teresa Cameselle®
Ya desde la esquina, a pesar de la profunda oscuridad reinante en la calle desierta, sin farolas, Tomás distinguió a lo lejos un brillante resplandor dorado. Caminó hacia él, cauteloso, escuchando únicamente el repiqueteo de las suelas gastadas de sus zapatos sobre el húmedo adoquinado de la acera. El frío de aquella noche invernal se colaba por los agujeros de su raído abrigo de paño y, por un momento, tuvo la tentación de darse media vuelta y volver al callejón con los demás mendigos, a calentarse junto a las amables llamas de la fogata común. Pero algo dentro de sí mismo parecía empujarlo hacia aquel brillo de oro. Cuando faltaban sólo unos metros se detuvo para contemplar desde cierta distancia las majestuosas formas de las letras de aquel cartel.
Eran siete, grandes y parpadeantes, y formaban una sola palabra.
La primera de aquellas letras parecía un peine con sólo dos dientes muy separados, parecía que el tercero se le había caído; tal vez era de leche, pensó, acordándose de la cara de sorpresa que ponía su madre cuando le enseñaba el regalo escondido bajo la almohada por el Ratoncito Pérez.
La segunda era redonda y oronda, como una de esas rosquillas deliciosas que veía a veces en los escaparates de las panaderías.
La tercera era más enrevesada, trazada tal vez por un niño caprichoso. Probó a dibujarla en el aire con el dedo índice, recordando las lecciones de su madre. Un palito para arriba, una gran barriga, un rabito para abajo. Sí, aún podía recordarlo.
La cuarta era fácil, una cruz, como aquella en la que estaba colgado Cristo en la Iglesia y que tanto miedo le daba de pequeño.
La quinta era un cuenco sin asas. Lo imaginó lleno de sopa, o mejor, de lentejas, o de arroz...
La sexta, mejor olvidarse de la quinta, sí. Pues eso, la sexta era una serpiente formada con tres palitos. De nuevo pintó la noche con su dedo artrítico. Palito para arriba, otro atravesado, palito arriba de nuevo. Recordó aquella vez en el zoo, la única vez que había ido en su vida, con mamá, claro. Cumplía cinco años.
La séptima era el tejado de una casita, con una barra en el medio. Entonces le gustaba pintar, sí, emborronaba cuadernos y cuadernos con las pinturas que su madre le compraba. Eso era en los buenos tiempos.
De nuevo contempló el letrero, tan brillante, tan bonito, y se preguntó por qué lo habían colocado sobre uno de aquellos locales llenos de máquinas chillonas que escupían siempre menos monedas de las que comían a lo largo del día.
En un sitio así su padre se había dejado el salario, la salud y la vida. La de él y la de su madre, que murió antes de que Tomás cumpliera seis años, llevándose a la tumba la única oportunidad que tuvo su hijo de ser feliz, normal.
Si ella hubiera vivido ahora él sabría leer, y entonces comprendería lo que decía aquel hermoso cartel de relucientes letras doradas.
Comentarios
Buen relato. Que malo es el vicio!!
Ya he colocado tus fragas. Gracias.
Este Tomas tiene tantos caminos en la vida que podrá escoger, entre morirse, reiniciar su vida, comer con ratones y aprender a leer entre otros...
Una buena descripción de la palabra FORTUNA por cierto.
Un abrazo
Para alguien que vive en un sistema capitalista llegar a conocer una verdad así tiene un cierto punto de felicidad, aunque desgraciadamente no viviese con todas las comodidades.
Bueno, muy feliz muy feliz... tampoco, jaja
Oye: mil gracias por participar.
Un besote
Desde los mares de Extremadura, un abrazote.
Besos a repartir.
A mi tambien me ha dado por el mismo vicio, el juego.
Bueno, a mi no, al Tomas de mi relato, jajaja.
Me ha hecho gracia la coincidencia.
Un besito
He ido a echar un ojo a tu blog, pero no tienes relato de la propuesta, aunque me encanta tu gato "marchoso".
Un beso.
Un beso
PD: trato hecho, jajjaa. ¡Qué bien, podré leer el libro de "Matar a un ruiseñor". ¿Tú no vienes al taller erótico? Qué pena, pero yo casi seguro que voy a Vigo, así que me esperas allí,
Un abrazo.
Maat
Fíjate que desde aquí hay vuelos directos todos los días menos el sábado. El del viernes es a las 5 de la tarde y yo salgo de trabajar a las 7-8, así que nada, me quedo con las ganas.
Nos vemos en Vigo para intercambiar tesoros.
Un beso.
Hola, Maat, me alegro de que te haya gustado.
Un beso.
El Tomas es un dibujante nato, un soñador analfabeto que traza símbolos mágicos sin saber que pone y al final, FORTUNA la simpática diosa romana lo ilumina (yo a lo mío, que no me despego, ja, ja!!!) lástima que no tenga ni una perra para que la diosa le ayude vaciar la caja de todos los malditos tragaperras. Teresa, con prisas escribes de maravilla, es un reto excitante que te sale de rechupete. Biko.
Un beso.
Me gustó Cameselle y mugardesa. Sigue escribiendo, please.