ESTE JUEVES UN RELATO: TEMA LIBRE


Este jueves Gus nos ha dado libertad absoluta sobre el tema de nuestros relatos, no sé si se le han agotado las ideas, lo que dudo mucho porque es de lo más ingenioso, o simplemente quiere ver de qué hablamos cada uno cuando no se nos marcan reglas. Así que ahí va el mío, una historia real como la vida misma, de las que te ocurren cuando te paras a mirar un poco a tu alrededor.
¡¡Y NO OS OLVIDEIS DEL HALLOBLOGWEEN!!

LA SONRISA DE UNA DESCONOCIDA
©Teresa Cameselle
A mediodía salgo corriendo de la oficina. Tengo que coger un impuntual autobús, comprar el pan y llegar a casa en menos de diez minutos, hacer la comida, o calentar lo que haya dejado hecho, y sentarnos a comer como máximo a la media hora de haber salido. Ese es el motivo por el que suelo ir con cara de pocos amigos, la espalda dolorida y el estrés brotándome por todos los poros.
Ayer, al subir al autobús, me sorprendió una voz cantarina, casi infantil, que me saludó con un “hola” mientras buscaba un asiento para sentarme. Devolví una sonrisa automática a una desconocida que, pese a que ya peinaba canas, me miraba con sus ojos redondos muy abiertos y una expresión de alegría como si hiciera mucho tiempo que no nos veíamos y estuviera encantada de nuestro reencuentro. Me senté detrás de ella, y la observé durante el trayecto, hablando con su compañera, mirando con su gesto alegre a cada pasajero que subía, sorprendiéndose ante la mínima cosa novedosa que veía a través de los grandes cristales del autobús.
Me vino a la cabeza la palabra que usábamos hace muchos años para referirnos a personas como ella. Un término tan feo que ha terminado convirtiéndose en insulto. Y entonces me pregunté, comparando mi cara de perros con su radiante felicidad: si yo soy la “normal”, ¿qué demonios me estoy perdiendo?

Comentarios

Natàlia Tàrraco ha dicho que…
Tenemos derecho a un mal día y a despotricar y a dolernos del dolor de espalda, pero a veces lo ejercemos incluso en nuestra contra, abusando, incapaces de salir de la auto conmiseración. Gran lección por sencilla, que son las mejores, la que impartió esa mujer vital y sonriente. Detras de los cristales, desde el bus y dentro del bus, descubría vida y gentes, cosas, detalles. Estaba, por así decirlo, despierta, alerta, viva.

Teresiña, tema libre que has enfocado desde un momento cotidiano muy bien captado, muy provechoso, escrito directo y perfecto. Bicooos.
Primavera ha dicho que…
Nos estamos perdiendo la calidad de vida que nos lleva esta vida de ir corriendo por todos lados, con los problemas a cuestas tanto que no nos deja ver que hay otras personas que a lo mejor tiene mas problemas pero siempren van con una gran sonrisa que te hace pensar y mucho.
Un relato con refrexion a tener en cuenta....
Nos leemos de nuevo en hallowee
Primavera
Mar Cano Montil ha dicho que…
Tú, de entrada, ya te llevaste esa luminosa sonrisa suya que además motivó tu pluma para compartirlo con nosotros. Cambiaste la "cara de perro" por la sinceridad y la consciencia para darte cuenta del poco bien que nos hace ir siempre a la carrera ;)

Un besiño, Teresa. Nos vemos con sustos, bromas y calabazas :)
FIBO ha dicho que…
En la sociedad actual en la que todos convivimos cargadas de estereotipos y prejuicios, quien se sale de las normas.....las encuadramos fuera del ambito racional en que creemos que vivimos, sin darnos cuenta, que en realidad los que vivimos fuera del mundo real, somos nosotros.
Un saludo
Un par de neuronas... ha dicho que…
Uf, igual me echan tomates desde el otro lado de la pantalla... pero, me provoca urticaria ese tipo de personas que miran embobadas cualquier cosa con una bobalicona sonrisa en la cara, dándonos a entender lo maravillosa que es la vida y lo inútiles que somos los demás por tener prisa, penas, dolores, achaques, contras... ESO NOS PASA POR NO VERLO TODO ROSA, PERO ROSA FOSFO, ROSA FUCSIA, ROSA CHILLÓN...

Las mismas bellezas vemos los demás, es evidente, pero no suelo poner cada de narcotizada cuando veo alguna hermosura o detalle bello.

besito, compi.
Teresa Cameselle ha dicho que…
Verónica, igual la culpa es mía y me he pasado de sutil, pero aquí aclaro, para que no queden dudas, que la mujer de mi relato padecía Síndrome de Down.
¿Me entiendes mejor ahora?
Any ha dicho que…
Nos estamos perdiendo sonreir cuando vemos algo lindo, como un árbol florecido. O sonreírle a un niño porque si, porque nos gusta su carita. A mi me da un poco de envidia la gente que va sonriente, yo voy siempre pensando en que tengo que hacer o sacando cuentas. Y mi cara no es agradable de ver seguramente.

No sé si participaré en la convocatoria terrorífica por falta de tiempo. Pero te agradezco la invitación y pasaré a leer a los compañeros
un abrazo
Medea ha dicho que…
Teresa, me ha gustado mucho esta entrada, quizás habría estado también oportuna cuando la semana pasada hablábamos de robótica. Así vamos por la vida, como robots programados, como autómatas, sin reparar en nada de cuanto hay a nuestro alrededor. Supongo que ese término feo al que te refieres es el de "anormal" o "subnormal" cuando como bien apuntas, los anormales somos los demás.
Gracias por tu invitación a Halloblogween, aunque me había permitido la libertad de invitarme porque aún con falta de tiempo me encantó tu propuesta. Un beso
Medea ha dicho que…
Teresa ahí va mi pregunta, ¿Dónde está el halobogween de Gus? no sale el enlace.Bss
Pepe Derteano ha dicho que…
Hola Teresa
Magnífica experiencia y la duda cabe. A mí me pasó algo muy parecido en el supermercado con una de las cajeras. Me saludó con una alegría desbordante. Mientras pasaba los productos por el scanner me hablaba de las "magníficas" cosas que compraba, siempre con esa sonrisa delatora, y en este caso algo incómoda para los que esperaban detrás mio. Su alegría era realmente una expresión genuina. Presentía algun sentimiento relacionado con el amor. En eso soy bastante perceptivo. No tengo ni la pinta ni la plata de Brad Pitt así que seguro no era yo el motivo... Luego, cuando le entregué el dinero le dije... "parece que estás completamente enamorada y te felicito por ello"... me respondió... no, que va, estoy felíz porque mañana celebramos el divorcio de mi mejor amiga... me quedé petrificado... Así que muchas veces uno se pierde la felicidad de los otros. Cosas de la vida...
Besos desde Lima y espero ponerte entre mis bloggers amigos... claro, si no te molesta.
Teresa Cameselle ha dicho que…
Medea, creo que lo de Gus ya está arreglado.

Pepe, encantada de tu visita y gracias por tu historia. Por supuesto puedes ponerme en tu lista.

Besos.
yonky ha dicho que…
En sencillas palabras pones el dedo en la llaga en nuestra gran encrucijada cotidiana.¿Porque debemos esperar tanto para cambiar el semblante?Que esperamos?Que sea demasiado tarde?

cariñitos,
Anónimo ha dicho que…
Conozco personas que a pesar de no tener la inocencia genetica de la protagonista de tu relato, parecen tocados por la varita de la felicidad, porque siempre tienen la palabra amable, la sonrisa pronta, el gesto cariñoso, por muy graves que sean los problemas que les acucien. Reconozco que no es mi caso, aunque me gustaria tener esa grandeza de espiritu.
Mar Cano Montil ha dicho que…
Hola, Teresa:

¡Jopé, qué despliegue de medios blogueros :)!!

Uuuuuuuhhhhhhh...

Ya colgué mi microrrelato:

http://marsolana.blogspot.com/

Un abrazo y feliz Halloblogfindeween :DD
Alfredo ha dicho que…
Teresa, me uní a tu convocatoria con mi Halloween particular.
www.alfredo-laplazadeldiamante.blogspot.com.

Besos
MARU ha dicho que…
Querida Teresa, no había captado tampoco lo que le indicas a Varónica, y asó, el relato adquiere un matiz completamente diferente.

Las personas que se supone no tenemos ninguna minusvalia y nos pasamos la vida lamiénsonos las heridas, necesitamos a veces mirar, pero viendo, lo que ocurre en nuestro alrededor.

Muy buena historia, nos hace reflexionar-
Un besito, cariño.
casss ha dicho que…
He dejado un aporte en mi blog.
Muchas gracias por la convocatoria.


http://estamosdepaso2010.blogspot.com/

Casss
Mar ha dicho que…
¡Qué triste este nuestro mundo a veces! Nos olvidamos de algo que debería ser tan normal como vivir. Nos olvidamos de regalar un hola, una sonrisa... Lo que hacemos muchas veces, con las prisas es malvivir.
¡Qué estrés esta mujer! No me extraña nada de lo que le pasa. Y lo peor es que muchas veces voy a sí yo por la vida.
Un retal de vida lo que nos dejas aquí. Relato breve, sencillo, pero ameno y cargadito de vida que invita a reflexionar.
Un abrazo
Mar
Juan Carlos Celorio ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan Carlos Celorio ha dicho que…
Eso lo conozco. Tengo un hijo con síndrome de Down.
El viernes fuimos a un hiper, el con su careta de monstruo de halloween, asustando a la gente que, por cierto, reaccionaba muy bien.
Escribí sobre él en un atículo de blog llamado Inteligencia emocional. Es que se ve en estas personas una inteligencia emocional más desarrollada que nosotros.
Un beso.
Anónimo ha dicho que…
debo de apelar para comentarte este jueves a mi jueves...a las pequeñas cosas...debo de apelar ademas para comentare el jueves a que uno-una debe de dejarse llevar por lo cotidiano, que apenas si solemos conceder importancia a las cosas que en realidad la tiene, esas cosas que la otra va viendo por la ventana del autobus...cosas cotidianas...no nos suelen hacer maldita falta grandes coas, eventos, etec para ser de cara sonriente...importa la caricia de un amante, la mirada alegre de un perro, yo qué sé...esas pequeñas que cosas que nos rodean en cantidades grandes, muy grandes. basta echar una mirada por la ventana de un bus y ahi estan...
besos, teresa..
María José Moreno ha dicho que…
Muy buena esa critica, teresa, hacia nuestro pasar pro el mundo a veces sin darnos demasada cuenta de lo que nos rodea.
Estupendo este relato.
Un besito

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