PERIPLOS DE VERANO: EL CASTILLO DE MOECHE
Mítica fortaleza, uno de los escenarios principales de las Revueltas Irmandiñas en el siglo XIV cuando los campesinos y la nobleza menor se levantaron contra los grandes señores, los más importantes en esta zona los de Lemos y Andrade, expulsándolos de Galicia por dos años hasta su regreso, apoyados por el Rey de Castilla, para recuperar todo lo que se les había arrebatado.
El conde de Lemos, como castigo a los sublevados, les ordenó reconstruir sus castillos, el de Moeche, además, aprovechó para ampliarlo y hoy en día, al visitarlo, se puede apreciar en el pavimento dos tipos de piedra, una de ellas para diferenciar lo que era el castillo antiguo.
Hace más de cien años, la Casa de Alba, heredera del condado, decidió poner a la venta varias fortalezas como "piedra de montón", los periódicos gallegos organizaron toda una campaña para evitarlo, y lograron que las fortalezas se conservaran, unas mejor que otras.
A principios de este siglo el castillo fue restaurado a fondo, permaneciendo cerrado durante nuevo años, e invirtiéndose un millón de euros a cargo del Ayuntamiento y otros organismos, hasta conseguir el magnífico aspecto que luce en la actualidad.
En la madrugada del 20 al 21 de agosto, los Irmandiños volverán a asaltar el castillo, a sangre y fuego, una vez más, antorchas, hoces y piedras, contra los ballesteros del Conde protegidos en sus troneras.
Nota.- El castillo está abierto al público, si os animáis a visitarlo, aprovechad los conocimientos de la guía, que es además una persona encantadora.
Otra nota.- Si queréis saber mi versión muy abreviada y novelada del fin de la Revuelta Irmandiña, leed ESTE RELATO.
Comentarios
¡Son castillos! ¡Mansiones de otras épocas! Y en ellos, sus historias.
Desde sus añtps torreones almenados se divisan paisajes en los que la naturaleza rezuma hostilidad a ratos. Resguadarse entre sus muros de los elementos hostiles como frío, lluvia, pedrisco, alimañas... y las gentes... tuvo en mí algo de mirar hacia lo propio con mieditis.
Pero aun mismo tiempo excitaban en mí la fantasía: bardos, damiselas, sonidos agradables de instrumentos de cuerda, ropajes coloristas, dragones, brujas... aventuras. Unas ganas irreprimibles de volar afuera.
Me acercaré.
Tésalo