LA CITA: PAUL AUSTER


De camino al trabajo, como otras veces, me he parado a tomar un café. No pudo ser en el Corchea, que estaba cerrado, así que fue en un clásico, muy renovado, el Big Ben de la calle Galiano.
Como compañía traía bajo el brazo la "Trilogía de Nueva York" de Paul Auster, una de mis compras, que ya os enseñé, de la Feria del Libro de La Coruña.
Al sentarme en la barra, sin embargo, me llamó la atención desde el revistero de la esquina, la portada del inefable Cuore, llena de culos más o menos imperfectos en biquini. Y, ¿quién se puede resistir a una revista que compara culos de famosas, valorándolos desde "rarunos" a "estupendos"? Así que, al lado de mi taza, reposó mi Auster, mientras devoraba los "args" del Cuore, lleno de frases ingeniosas y menos malvadas de lo que parece prometer su portada.
Cuando ya salía del café me entró una duda. ¿Era una contradicción excesiva que me gustase tanto la escritura de uno de los mejores autores americanos vivos y que, al tiempo, la cambiase por una revista llena de banalidades y humor grueso?
La respuesta me la da el propio Auster, hablando nada menos que del Quijote de Cervantes:
"...todavía leemos el libro. Sigue pareciéndonos sumamente divertido. Y eso es en última instancia lo que cualquiera le pide a un libro, que le divierta."

Sí, señor Auster, yo también opino lo mismo, de hecho lo dije en una entrevista que me hicieron en aquellos días de efímera fama tras la publicación de mi primera, y hasta ahora única editada, novela. Divertir, entretener, proporcionar al lector una puerta de escape de la realidad, más o menos aburrida o monótona. Y para eso me valen tanto Paul Auster como el Cuore. Aunque parezca contradictorio.

Comentarios

Ardilla Roja ha dicho que…
Estoy totalmente de acuerdo con Paul Auster y contigo. Si un texto no me entretiene paso de largo y no lo leo, ya puede estar redactado por el más prestigioso escritor.
Tal vez por eso me costara tanto entrar en los libros de texto cuando iba al colegio.
Por cierto, poco han cambiado. Tal vez si enfocaran la historia o las ciencias de una manera más atracttiva no habría tanto fracaso escolar.

Un beso
Un par de neuronas... ha dicho que…
Bueno, pues yo he tenido que leer muchos tostones pos cuestiones académicas voluntarias, me refiero a que no eran mandato de ningún profesor. No eran entretenidos y tenía que entenderlos bien para obtener los datos que necesitaba. Así que, añadiría al entretenimiento, la utilidad pragmática, la necesidad, la ojeada del deleite... Muchas razones más se me ocurren.

Besito, Teresa.
Annick ha dicho que…
Pocas veces he dejado un libro sin terminar de leer , pero cuando me es totalmente ¨insufrible ¨no lo termino .
A lo mejor lo intento mas tarde , pero casi siempre sin exito .
Porque castigarnos , cuando hay tantos libros que esperan ser leidos !

Besos desde Málaga
mar... ha dicho que…
Hola Teresa
Teneis mucha razón los dos, la finalidad de un libro (salvo las escepciones de los de aprendizaje)
es la de entretener, divertir y sobre todo hacerte volar con la imaginación otras situaciones nuevas.
Para todo eso también nos sirve en otros momentos la comparación de los traseros famosos al sol, los modelitos que lucieron en tal fiesta o la cara que lucen sin maquillaje.
Un beso de Mar
Teresa Cameselle ha dicho que…
Pues sí, a un libro se le pueden perdonar muchas cosas, ¡pero no que sea aburrido!
Tienes razón, Annick, habiendo tantos por leer...

Besos.
casss ha dicho que…
Y por qué no? En la variedad está el gusto. Como en la música, la hay para todos los momentos.
Me gustó este post (aunque no sea de jueves, jajaj)

cariños

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